GENTES
FLORESTA, QUE FÁCIL ES QUERERLA
Floresta es un pueblo apacible, sosegado y acogedor, rodeado de verdes colinas y montañas de tierra roja salpicadas, junto con su planicie, de arroyuelos, ofreciendo un paisaje idílico que tranquiliza el espíritu. Floresta le hace honor a su nombre. Por las callejuelas de su campiña, sobre las paredes de tierra pisada que van demarcando el camino, se trepan flores de mil colores pareciendo que se empujaran para hacerse ver entre las verdes hojas de diversos frutos, que se cuelgan desgranándose con sus aromas y sabores, inundando deliciosamente las estancias. Su verde valle es custodiado por grandes árboles, ya sean sauces y eucaliptus alternados con diversa vegetación nativa. En ese horizonte, también conviven el trigo y su verde vaivén junto con el maíz, las hortalizas y un sinfín de productos agrícolas entrelazados con aromáticas hierbas. Allí reposa y pasta el ganado, que es importante renglón comercial de la región. Aquí hacen presencia las casas campesinas también enclavadas en las montañas como pinceladas blancas que tienen vida propia. Y en medio de ese remanso de paz se levanta la población, impecable, estricta, sobria, iluminada por el techo de la iglesia, dándole brillo a sus calles y construcciones añejas, pero que también tienen la marca del progreso y evolución hacia el futuro. Su pintoresco parque, es el centro de reunión de su gente. Sus pobladores, son amigos de fraternidad y palabra fácil, reciben al forastero con los brazos abiertos y transmiten solemnemente su cálida condición humana. Los establecimientos educativos preparan juiciosamente sus estudiantes. Floresta es un territorio con muchas semillas de gran calidad humana e intelectual que le puede aportar grandeza a Colombia. La raza de Floresta tiene especial predisposición para el comercio y tiene una visión emprendedora que los ha ubicado en los más importantes conglomerados del comercio nacional, llevando con orgullo y altura el nombre de su amada tierra. Floresta le ha aportado a la nación importantes hombres en todos los campos, ya sea científico, cultural, político, eclesiástico. En lo militar ha contado con altos mandos, entre Generales, Coroneles, Capitanes, etc. de las diferentes fuerzas nacionales. Sus mitos y leyendas transmitidos por generaciones, dan cuenta de fantásticas historias de fantasmas, la llorona y hasta el diablo, presentes en Floresta desde siempre. Y para siempre estarán en el imaginario popular. Paisaje, tradiciones, creencias y comportamientos especiales unen esta tierra, constituyéndola en un sitio entrañable. Desde cualquier ángulo, Floresta nos entrega experiencias enriquecedoras, maravillosas e inolvidables!
Carlos González Carreño
FLORESTA HACIA EL BICENTENARIO
SOBRE UNA BICICLETA
Atravesando montañas y transitando caminos,
sobre una bicicleta antigua, se encontraron los amigos,
observando el panorama todos los participantes,
vistiendo trajes hermosos de los sesenta y setenta,
como una preparación al CUMPLEAÑOS DOSCIENTOS
De ésta nuestra patria chica, que la llamamos Floresta.
Los niños por diversión, los jóvenes por un reto,
los adultos y mayores recordando viejos tiempos,
pero todos unidos en un mismo pensamiento,
pasearon el paisaje que vio nacer a sus gentes
y que aunque ha cambiado un poco aún se conserva latente,
en la mente de sus hijos que lo pintan transparente,
A esta Floresta amable, majestuosa e imponente.
Se tienen muchas maneras de cultivar las costumbres
y de conservar la historia que contaban los abuelos,
sobre una bicicleta se vivió con emoción,
el rescate de valores, la cultura y tradición,
que si dejamos morir, se morirá la ilusión.
Al sacar de entre el polvo y del cuarto de San Alejo,
ese caballo de acero, olvidado y descompuesto,
desempolvamos también esos hermosos recuerdos.
Y revivió la añoranza de evocar a aquellos hombres,
que encontraron en un valle cubierto de vivas flores,
el lugar seguro y sano para sembrar sus amores.
El paseo en bicicleta, programa de la familia,
puede enseñarnos a todos la importancia de Floresta,
pero también despertar en el transcurrir del tiempo,
y mirar que las quebradas que traían el agua del cerro,
necesitan de conciencias que les duela su lamento,
al ver a muchos paisanos, que contaminan el viento,
que siembran eucaliptus que retienen su alimento,
lo que va secando el campo y echando fuera al labriego.
Doscientos años de vida de nuestro amado Floresta,
no se pueden esconder, sin transmitir su belleza.
Pedaleando y pedaleando sobre una bicicleta,
tenemos que unirnos todos hasta llegar a la meta,
de que vuelvan a sus tierras aquellos hijos viajeros
y se queden en su hogar, que con ansias los espera.
Una forma de ver el PRIMER CICLO PASEO CLÁSICO FLORESTANO, realizado el 6 de diciembre de 2015. Aura Nelcy Verdugo Niño.
LA PIEDRA DE MOLER
Aparte tomado del libro «Tobasía y su Gente» escrito en 1995 por el ilustre Magistrado HERNÁN SALAMANCA PORRAS, oriundo del municipio de Floresta.
“La piedra de moler. Un utensilio de cocina, indispensable entonces, era la piedra de moler, de unos ochenta centímetros de largo, por sesenta de ancho y unos treinta de espesor, en forma ligeramente cóncava, que servía de lecho a la “mano”, pequeña piedra ovalada, de probada dureza, que la cocinera cogía entre las suyas, arrodillada al pie de la base de la piedra plana por encima y cóncava por debajo, que sostenía a la de moler a la altura conveniente, para que la cocinera pudiera doblando el cuerpo y estirando y encogiendo los brazos , en un ir y venir incesante, dejar convertido en fina masa los granos de maíz o de trigo o de lo que fuera, lista para preparar los alimentos que tenían como base esos granos, como la mazamorra, el cuchuco, las ruyas, los chorotes, los envueltos, las arepas, “los indios”, etc.; en esa piedra se molía también el grano de cacao, calentando previamente la base, para ablandarlo, que mesclado con panela sabia delicioso, o en forma de chocolate espumoso y con exquisito aroma .
Se cuenta que vestido de campesino y haciendo que molía, salvo la vida el General Pedro León Acosta, que pasó inadvertido ante los soldados que lo buscaban para para matarlo, por el atentado contra el General Rafael Reyes, en Barrocolorado.
Los corredores así como la mayoría de las habitaciones no tenían cielo raso, sino varas de madera, a todo lo largo, que servían para recoger el maíz, amarrarlo por pares, con sus mismas hojas, hasta que estuviera sarazo, y de allí se iban bajando para el consumo diario.”
HEGS
MIS DORADAS TIERRAS FLORESTANAS
(Recuerdos de camino al colegio)
Acompañada de mágicos sueños, caminé entre sutiles vientos y de mis doradas tierras cada encantado rincón conocí, desde tempranas mañanas aferrada de mis libros me conectaba con el éxtasis de sus pálidas nubes y aromados paisajes; sus somnolientos árboles huérfanos, sedientos y cansados me hablaron de su soledad tan triste y áspera como la mía, tan temprana cual mañana fría. El canto de avecillas felices sobre polvorientos cardos, el aroma de las tibias flores montañeras, el silencio comprimido en ese pedazo de cielo me hacía feliz paso a paso devorando el camino para llegar temprano al colegio y saber de aquel amor sin comprenderlo; sumergí algunas estrellas en los incontables charcos escogidos y al cerrar temprano las noches, conté las descolgadas al paso entre suspiros. Por el sendero misterioso erizábase mi piel sola o acompañada, gravé mil carcajadas en vigilantes troncos octogenarios y de miedo levité por el sendero descarpado del Paraguas que la vida desde niña tejió para mis pasos; respiré el aire silencioso y puro impregnado de magnificas aromas emanado del monte y los cultivos como si notaran mi presencia entre fantasmas que con su brisa sutil se llevaron mis lecciones a las cuevas de los espíritus escondidos, de los gnomos, de las ondinas, de las musas y entregándosela a los ángeles que vigilaban en legiones a tantos niños de pureza santa nacidos entre el polvo, entre el barro y dejados a la sombra del olvido. Cada mañana con el sol que calentaba mi vereda, proseguía tempranito devorando el hilo del camino florecido, en busca de mi prosa que la musa silenciosa y feliz me festejara en medio de su risa inconfundible, buscando apaciguar los tormentos de una adolecente soñadora, enamorada y confundida Brillante y presta con mi tesoro de amiga, corría a estudiar acompañada de las mismas aves, del revoletear de las mariposas, del aullido de los perros, del miedo del camino, del mugido de los toros enfiestados y de la alegría del amor eterno tatuado en mi corazón y mis pupilas que un ángel de luz una tarde complaciente me obsequió, aunque temprano de mi lado se fue, sin saber la razón que le asistía al más apacible y callado silencio de mis silencios. Son mis doradas tierras Florestanas las que extraño día a día, las que entre murmullos esperan mi regreso las que apuran por mi paso las que tejen ya mi nido y a las que mi alma beso a beso ama entre la magia de suspiros.
LUZ MYRIAM TORRES VERDUGO. 01 – 10 1999.